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LA HORA DE RESCATAR EL PASADO RECIENTE

La losa del olvido de la Guerra Civil empieza a levantarse con la clasificación de las fosas comunes repartidas por todo el país.


BARCELONA - Desde hace unos meses decenas de libros y algunos programas televisivos se han dedicado a escarbar entre la memoria histórica de la Guerra Civil española. Hasta el cine se ha sumado recientemente a esta revisión. De esta forma ha salido a la luz pública el trabajo paciente de grupos de expertos y los recuerdos silenciados de familiares de víctimas de la contienda, hasta ahora inéditos en los libros de historia y en el bagaje cultural de miles de ciudadanos. La Guerra Civil parece que ha dejado de ser un tabú y ahora se levanta la lápida con la que fue enterrada por parte de vencedores y vencidos.
El pasado mes de enero el gobierno catalán aprobó la creación de una comisión interdepartamental con el objetivo de elaborar un estudio en el que se localizaran las fosas comunes cavadas durante la Guerra Civil y el franquismo a lo largo del Principado. Hasta la fecha, el número de sepulturas anónimas registradas asciende a 54, repartidas por 18 comarcas. El pasado mes de marzo, Nuria de Gispert, consellera de Justicia i Interior, avanzó que dicha comisión también se encargaría de "elaborar una base de datos o un censo, no sólo de fosas, sino también de las personas desaparecidas en Cataluña que pueden encontrarse en estas fosas comunes", informa Efe.


Pues bien, ahora es el Archivo Municipal de Valls (Tarragona) quien está a punto de concluir un informe en el que ha dado nombre y apellidos a los más de 400 cadáveres desconocidos enterrados en la fosa común del cementerio de la capital del Alt Camp durante la guerra.
Entre el 1 de enero de 1937 y mediados de febrero de 1939, decenas de personas fallecieron en el Hospital Militar o en el Hospital de Campaña alzados en Valls. La mayoría eran soldados léales a la República, heridos en la batalla del Ebro, o refugiados que huían del ejército nacional.
El 14 de enero de 1939, las tropas rebeldes entraron en Valls y poco a poco el cementerio de la ciudad dejó de utilizarse para inhumar las bajas que se producían en el frente, es por ello que la investigación se ha estrechado entre el 1 de enero de 1937 y febrero de 1939, según ha explicado a Efe el responsable del informe y encargado del archivo. Josep Martí.


Según Martí, "es posible" conocer el origen de la mayoría de los enterrados "casi todos procedentes de Calaluña", aunque""también los hay que venían de otras regiones de España".
El Archivo Municipal, en colaboración con el Departament de Gobernació de la Generalitat, ha rescatado el registro de entierros de esa época y. a partir de este documento, ha elaborado un lisiado con unos 400 nombres de victimas producidas durante la contienda.
Se trata, como ha indicado Martí, de un primerísimo paso para facilitar a los familiares de los desaparecidos su localización, enmendar un error histórico y "despertar la conciencia ciudadana sobre lo que ocurrió durante la Guerra Civil".


No obstante, los familiares que localicen a sus seres queridos en el cementerio de Valls "lo tendrán muy complicado" para exhumar sus restos y enterrarlos en otro lugar, ya que, transcurridos más de 60 años de aquellos hechos, la fosa común donde fueron depositados los cadáveres no es la misma que la actual.
En primer lugar se debería localizar la antigua fosa común, extraer los restos y practicarles pruebas de ADN que deberían ser cotejadas con las de los familiares que lo solicitasen, un proceso "largo y complicado", señala Martí. Al menos, se devolverá la dignidad a las familias.


El caso de Valls no es aislado. En la capital de Asturias, Oviedo. hace meses que tienen registrados los nombres de las 1.600 personas ejecutadas y enterradas en la fosa común de la ciudad. Es más, la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) llevó hasta las Naciones Unidas', en agosto del año pasado, el caso de esta fosa común como ejemplo de uno de los casos masivos de desapariciones durante la Guerra Civil.
A la ARMH se han dirigido más de 2.500 familias para buscar a sus allegados, pero sólo se han identificado 40 personas. Esta organización cifra en más de 30.000 personas el número de victimas sin identificar, esparcidas en fosas comunes del país.
(suplement per a Catalunya del diari EL MUNDO).

 

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